Dr. Efrén Vázquez Esquivel
Si a finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX no hubiera existido “La Atenas del siglo XX” –así se llamaba Viena– un ambiente cultural, artístico, científico y filosófico, allí no hubiera surgido ni la escuela de Viena ni tampoco su fundador: Hans Kelsen, un hijo de comerciantes judíos y de su época.
Los estudios básicos de Kelsen fueron en la Escuela Primaria Evangélica de Viena (A. M., p. 10), a la que asistían los hijos de las familias acomodadas y los de la denodada pequeña burguesía; pero debido a una crisis económico de sus padres, el último año lo hizo en la en la Escuela Pública del Cuarto Distrito de Viena. Pudo haber concluido sus estudios básicos en la Escuela Primaría Evangélica de Viena, puesto que había un programa de becas para los alumnos sobresalientes; pero no era alumno sobresaliente, muy apenas pasó el promedio de un alumno regular en rendimiento académico (A. M., p. 10).
En 1892 aprobó el examen de admisión para ingresar al Gimnasio Académico de Viena, donde siguió con sus bajas calificaciones. Fue el año de 1900, al final de su bachillerato y el primer año de la Facultad de Derecho de Viena, cuando mejoró sus calificaciones. Nos dice su biógrafo, que Kelsen tenía pensado estudiar filosofía, física y matemáticas; pero que al reprobar el examen de admisión en la Facultad de Filosofía, decidió estudiar derecho.
Nos dice su biógrafo, Aladár Métall, que en sus estudios de licenciatura Kelsen renunció a la escolarización; que, debido a la mala calidad de sus profesores tuvo que hacerse autodidacta, enfocándose de manera particular a la filosofía.
Su deseo frustrado de estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Viena lo dejó marcado con una cicatriz, refiere su biógrafo. La verdad es que, como todo adolescente, Kelsen pagó el precio de sus indecisiones: quería estudiar filosofía y matemáticas y física, pero el futuro que con esos estudios le esperaba no era de su agrado, ya que lo único que podía llegar a ser era profesor y ése no era su proyecto de vida, tampoco soñaba en llegar a ser un científico social; y por el otro lado, si ingresaba a la Facultad de Derecho, tampoco anhelaba ser abogado; no obstante, decidió estudiar la carrera de derecho (A. M. pp. 12-13).
Pero como la adolescencia es la edad del amigo que proporciona seguridad, en el caso de Kelsen ese amigo que influyó en él para reafirmar su vocación fue —a decir de Aladár Métall— Otto Weininger. Otto Weininger hizo su tesis doctoral sobre «Sexo y Carácter», se convirtió en un bestseller, no obstante el juicio de Freud fue adverso, el 4 de octubre de 1903 Weininger se suicidó y su obra continuó teniendo éxito, tanto su suicidio como su éxito póstumo debió haber influido sobre Hans Kelsen —que lo recordó toda la vida— para seguir por el camino de la investigación de su amigo Otto (A. M., p.).
Uno más que influyó sobre la misión que Kelsen, nos dice su biógrafo, fue su director de tesis de licenciatura, su profesor de Historia de la Filosofía del Derecho, Leo Strisower; a este curso era el único que no Kelsen no faltaba; otro más en la última etapa de su carrera fue Eduard Bernatzik. Leo Strisower dirigió su tesis de licenciatura, “La Teoría del Estado de Dante Alighieri”, aunque, según dice Kelsen en su autobiografía, citado por Métall, la orientación hacia ese tema la obtuvo de Strisower. Ninguno de los tres fueron teóricos del derecho sobresalientes.
Kelsen se gradúa de Licenciado en Derecho en 1905, su tesis la concluye antes de terminar su carrera, fue su primer libro publicado en 1905; un año después, concluye sus exámenes para obtener su título de doctor. También por la Facultad de Derecho de Viena. Al tiempo que concluye sus estudios de licenciatura la situación económica de los Kelsen-Lówy empeora con la muerte de su padre acaecida en 1907, para entonces ya había quebrado la pequeña empresa familiar (A. M., p. 15).
Estas adversidades no frustraron sus proyectos intelectuales ya bien solidificados, poco antes de que ocurriera la muerte de su padre ya había puesto en marcha sus planes para conseguir una beca para concluir lo que sería su primera gran obra, “Problemas Capitales de la Teoría del jurídica del Estado”, lo que logra realizar después de haberse titulado de doctor con una beca a Heidelberg y otra a Berlín. Esta obra la concluyó en 1910, después de cinco años de trabajo (A. M., P. 21), se publicó en 1911.
Kelsen eligió Heidelberg porque iba tras Georg Jellinek; pero no congeniaron profesor y discípulo, para Kelsen Jellinek era un pedante que buscaba el refugio de sus alumnos favoritos para saciar su apetencia de adoración y adulación (P. M. p. 21). A su arduo trabajo se impuso el impasse de la Primera Guerra Mundial estallada en 1914; para entonces ya había publicado, La Teoría del Estado de Dante Alighieri, los problemas capitales, Comentarios al nuevo orden electoral del parlamento imperial austríaco, 1907; dos ensayos sobre Derecho constitucional, publicados este mismo año; Los límites entre el método jurídico y el sociológico, 1911; La industria extractiva en Rumania, 1912; Descuentos de crédito en contabilidad, 1913; El ilícito estatal, 1913; Dios y el Estado (estos dos últimos ensayos son de influencia freudiana); Hacia una doctrina del negocio jurídico, 1913; Hacia una doctrina de la ley en sentido formal y en sentido material, 1913; Ley imperial y ley local según la Constitución Austríaca, 1914. En este mismo año funda la Revista de Derecho Público.
Al estallar la guerra Kelsen es llamado a las filas; pero de esta experiencia, en la que de un simple teniente de reserva llegó a ser asesor inmediato del Ministro de Guerra del Imperio Austrohúngaro, Rudolf von Stöger-Steiner, y del propio emperador Carlos I, sacó buen provecho para sus posteriores reflexiones teóricas.